Cerca de veinte grupos por una buena causa. El pasado fin de semana se realizo en San Cristóbal de Las Casas, un concierto benéfico con la participación de 18 grupos exponentes del rock chiapaneco.
Al evento realizado en el terraplén de la colonia 14 de septiembre poco a poco fueron llegando cientos de jóvenes, entre ellos algunos provenientes de diferentes ciudades del estado y turistas extranjeros quienes respondieron a la convocatoria realizada con la finalidad de fortalecer el movimiento rockero en Chiapas, y a la par ayudar a las comunidades ya que también se realizó una colecta de víveres.
“Es importante apoyar a las bandas y a la gente que lo necesita”, “siempre el rock ha estado unido a las causas sociales”, ”a veces gritamos y protestamos pero también estamos proponiendo y aportando”, “que chido que se juntan los mejores grupos de Chiapas y que haya quienes se avientan el paquete”, fueron algunos de los comentarios de quienes a la entrada entregaban su kilo de ayuda.
Por su parte los organizadores reconocieron a las bandas que acudieron al llamado del festival “El rock nos une”, y a los asistentes por apoyar este tipo de eventos, de igual manera agradecieron a quienes se unieron a la iniciativa de reunir alimentos para poblaciones con índices de marginación de los Altos de Chiapas e invitaron a sumarse como voluntarios para realizar la entrega personalmente y a estar pendientes de lo que sucede en el movimiento musical y cultural independiente en nuestro estado.
Previo su presentación los integrantes del grupo Enki se mostraron entusiasmados por participar en este festival ya que es el primero en reunir a tal número de bandas chiapanecas, “todos vienen a compartir su música de manera solidaria”, sobre la iniciativa de reunir alimentos dijeron “por poca o mucho que sea en algo ayuda a la gente de las comunidades”, señalaron.
Entre los grupos participantes se encontraron Enki, Los terror, La mata, Kraken, Remache, Cocalovers, Dharma, Skatedral Kriminal, Zoopsia, Coshgarden, Spine, Hakuna, Gabadfarm y antípoda, Alebrije y Korsakov, quienes a lo largo de casi doce horas hicieron vibrar al Valle de Jovel con los sonidos clásicos de las guitarras distorsionadas que junto a las voces cargadas de fuerza fueron ingredientes importantes para contrarrestar los efectos de la fría noche sancristobalense.
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