lunes, 14 de septiembre de 2009

EXHIBEN EN SAN CRISTÓBAL PIEZAS DE ARTE RELIGIOSO


Fueron pintadas entre los siglos XVIII y XIX
Muestra de una antigua tradición llegada a tierras americanas a través de los conquistadores, es el arte religioso, un importante legado, como se confirma en la exposición que se presenta en el Centro Cultural de los Altos de Chiapas, en San Cristóbal de Las Casas.
Alojada en la segunda planta del Ex Convento de Santo Domingo, ubicado a un costado del templo del mismo nombre, la exposición reúne piezas en las que el espectador puede admirar un amplia gama de trabajos realizados entre los siglos XVIII y XIX en los que resulta una interesante experiencia visual ir encontrando elementos e iconos representativos de la fe católica desde su nacimiento y en su largo devenir histórico.

Vale la pena mencionar que durante la época de sometimiento colonial los óleos religiosos eran pintados por frailes o beatos vinculados a la iglesia con el fin de difundir y propiciar la advocación de los santos, de igual manera los nuevos creyentes que poseían talentos artísticos eran instruidos en la manufactura de piezas de índole sacro, por lo que no es extraño hallar elementos vinculados a las creencias de los antiguos habitantes de estas tierras, que perduraron pese a la dura evangelización, a la que algunos historiadores han señalado como la verdadera conquista.

En ese mismo sentido, resulta importante mencionar que para su elaboración, según refiere el texto descriptivo de la colección, se montaba en un bastidor una tela de lino grueso a la que se le ponía para evitar su porosidad una “cola” elaborada al cocer en agua los huesos y pieles de algunos animales. Posteriormente se le aplicaba polvo blanco de cal para lograr luminosidad, o bien un “bol de Armenia”, de color rojizo, si lo que se quería era darle calidez.

Los colores eran pigmentos de diversas rocas con aceites, gomas naturales o proteína de leche o huevo. Cuando la pintura estaba parcialmente seca se fijaba con un barniz elaborado con solvente y resina de coníferas, abundante en esta región de Chiapas, por lo que afirman los restauradores que en su trabajo deben utilizar materiales afines a los originales para evitar contrastes y tonalidades que con el paso del tiempo se transformen.

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