Cada que ves una ambulancia de Cruz Roja Mexicana deberías pensar más allá; sobrepasar la visión del vehìculo señalizado con vistosas luces y codigos sonoros que presurosamente intuimos acude al lugar de un accidente o al encuentro de una persona cuyo estado de salud le pone en riesgo de muerte.
Cada que una ambulancia acude al sitio de una emergencia es en parte gracias al motor de sus voluntarios, mujeres y hombres que han decidido brindar parte de su tiempo y mucho de su vida a otros que se encuentran en situación de recibir ayuda externa, sin esperar nada a cambio, salvo quizás la satisfacción de saberse útil a una persona que posiblemente nunca vuelvan a ver, o, por el contrario que celebren en silencio viendola caminar por la calle en un día cualquiera.
Igualmente importante es que detrás de cada voluntario hay otras personas que respaldan su trabajo, en torno al paramédico hay madres, padres, hijos, hijas esposos, esposas, novios, novias, amigos, personas que no tripulan la ambulancia pero igual acompañan a cada segundo y viven la preocupación mucho más que quien ha decidido ayudar a extraños.
Cada voluntari@ acude a su guardia absorviendo los gastos que genera el colectivo o el taxi, también el uniforme, la chamarra y las botas son de su bolsillo. La capacitación también es pagada por cada uno de los voluntarios, como el equipo de protección personal (casco, gogles, guantes de trabajo pesado).
Estamos en días de colecta, ojalá podamos aportar más de lo que la mano que se introduce al bolsillo en busca de la moneda de baja denominación dicta.
Se que gracias al verdadero pueblo la Cruz Roja subsiste, pues el mecamico, el albañil, el cargador, el repartidor de pizzas y en genreal, los que menos tienen, saben que en cualquier momento pueden necesitar de la ayuda de la Cruz Roja.
TU MONEDA SALVA.....
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