martes, 9 de agosto de 2011

CELEBRAN A SAN RAMÓN EN SU DÍA

De fiesta uno de los barrios más populares en San Cristóbal.

El fin del octavo mes del año, época de lluvia en el Valle de Jovel, es cuando los habitantes del barrio de San Ramón, uno de los más populares en San Cristóbal de Las Casas, celebran las fiestas en honor al santo patrono de esa demarcación.

Desde días previos las festividades inician con “el anuncio”, colorido desfile en el que participan bandas de música, carros alegóricos, disfrazados y un nutrido grupo de caballería, situación que se repite el día de los “maitines”, en el que el contingente crece en número de participantes llegando abarcar varias cuadras en su recorrido por las principales calles de la ciudad, esto el 30, justo en la víspera del día consagrado a San Ramón Nonato.

Son cientos de personas de todas las edades las que se suman al “follaje”, portando originales ropajes que evocan a personajes de los cómics, luchadores, servidores públicos, y a los nacidos en la imaginación de sus portadores. De esta tradición carnavalesca vale la pena mencionar a quienes imitan la estética femenina en su disfraz, cuidando cada uno de los detalles en su vestuario, peinado y maquillaje.

San Ramón, según el santoral católico fue un cardenal nacido en 1240, se le llama nonato, es decir, no nacido, por haber sido parido después de morir su madre, en el aspecto mas apegado a la tradición católica los festejos comienzan con la mudada que se efectúa el domingo que antecede a la novena en la que se realizan rezos por la tarde y misas en la noche para concluir con día del patrón del barrio.

En cuanto a la relevancia del barrio, vale la pena mencionar el reconocimiento obtenido gracias a la manufactura de su delicioso pan, elaborado en humeantes hornos de leña; de igual manera sobresale su actividad en el oficio de la alfarería que se trabaja desde mediados de la década de los cuarentas del siglo pasado, gracias a la tierra roja que ahí el posible encontrar.

En palabras de José Jiménez Paniagua, en su libro “La guía del visitante” refiere que los terrenos que ocupa el templo, plazuela y zonas circundantes, fueron donadas en el siglo XIX por Don Ramón Larrainzar Piñero, eminente historiador, político y diplomático sancristobalense quien fungía por aquella época como embajador de México en los Países bajos.

No hay comentarios: